martes, julio 18, 2006

Comunicado Nº 1/06 de “Derecho y Vida”

La abolición del hombre

Asociación civil (en formación) “Derecho y Vida”

El pasado viernes 30 de junio, en el Palacio Legislativo, tuvo lugar un “Coloquio sobre el Proyecto de Ley de Defensa del Derecho a la Salud Sexual y Reproductiva”, organizado por la Comisión de Género y Equidad del Nuevo Espacio. Participaron cinco panelistas: tres partidarios de dicho proyecto de ley (Lilian Abracinskas, Lic. Teresa Herrera, Dr. Manuel Novoa) y dos opositores al mismo, miembros de esta asociación, los Dres. María Lourdes González y Gustavo Ordoqui Castilla.

La Dra. González reflexionó sobre las inquietantes perspectivas que los “principios rectores y principios éticos” establecidos en el proyecto de ley plantean en lo referente a la educación sexual. En efecto, del Artículo 3º inciso b) se deduce que toda persona tiene un supuesto derecho a procurar el placer sexual según sus preferencias, salvo el caso del daño directo a otros. Además, del Artículo 3º inciso e) se deduce que toda persona tiene derecho a utilizar prácticamente cualquier medio para evitar la reproducción, sin limitaciones éticas. Lo insólito es que el Estado debe garantizar (art 1) y promocionar (art 6 a2) el ejercicio pleno de estos derechos sexuales.

Estos “principios” y otros semejantes manifiestan una ideología fundada sobre una antropología individualista y hedonista y un subjetivismo moral totalmente inadmisibles.

Dado que no podemos desarrollar aquí nuestras profundas discrepancias con esta ideología (cosa que sí haremos en un próximo Comunicado), nos limitamos de momento a señalar su carácter sumamente controvertido. Es inaceptable que el Estado se adhiera formalmente a una filosofía cuestionable. Esto sería un gravísimo atentado a la laicidad correctamente entendida (art 5 de la Constitución).

En la primera de sus dos ponencias, el Dr. Ordoqui puso de manifiesto un peligroso aspecto del proyecto de ley, que hasta ahora ha pasado mayormente inadvertido por la opinión pública, introducido como verdadero “caballo de troya”. En efecto, en los Artículos 2º, 4º y 6º el proyecto asume oficialmente la llamada “perspectiva de género”. No es extraño que el proyecto no defina el novedoso concepto de “género”. La ambigüedad terminológica es fundamental para poder lograr la manipulación a través del lenguaje. La “perspectiva de género” es una ideología feminista radical de origen reciente, pero de creciente influencia en círculos de poder de todo el mundo. Sostiene que no es el sexo biológico, sino el “género” (una mera construcción cultural, totalmente modificable por la voluntad de cada uno) el que define la libre orientación sexual de la persona. En definitiva, según esta perspectiva, uno no nace hombre o mujer, sino que se hace hombre o mujer (o gay, lesbiana, bisexual, travesti, etc.) por su propia decisión, más allá de irrelevantes datos biológicos. Preguntamos por qué un Estado laico debería adherirse a la perspectiva de género, una ideología falsa o al menos muy cuestionable en tantos aspectos.

En su segunda ponencia el Dr. Ordoqui subrayó que el proyecto de ley viola el derecho fundamental a la vida de los seres humanos no nacidos e incurre en exabruptos jurídicos, al considerar el aborto como un derecho de la mujer, en contradicción con nuestra Constitución (art 9), y como un acto médico (art 16), en contradicción con la esencia de la profesión médica (Juramento Hipocrático).

Además, el proyecto no reconoce totalmente el derecho a la objeción de conciencia (art 17) y viola el derecho a la libertad de asociación (art 16), al obligar a todas las mutualistas privadas (independientemente de su ideario) a realizar abortos. Destacó el disertante cómo en esta ocasión en la exposición de motivos ya no se falta más a la verdad inventando porcentajes de mujeres muertas por abortos en condiciones de riesgo y cómo ya no se invoca más a la pobreza de la mujer para justificar el aborto, quedando claro que se busca legalizar al aborto sin causa por la sola voluntad de la mujer.

Impresionó la debilidad argumental de los tres expositores favorables al proyecto (Dr. Novoa, Lic. Herrera y Sra. Abracinskas) que se limitaron a repetir la tesis fácilmente refutable de que: el hijo es parte del cuerpo de su madre y la mujer debe poder hacer con su cuerpo lo que quiera; se debe procurar reducir la mortalidad materna por abortos en condiciones de riesgo a cualquier precio; hay una aceptación social generalizada del aborto; la penalización del aborto es una imposición del dogma católico a toda la población; hasta la semana 12 de embarazo no hay vida humana (Abracinskas, en versión contradictoria con la del Dr. Novoa).

Dentro de los errores expuestos se destacó la afirmación de la Lic. Herrera de que hasta el Concilio de Trento la Iglesia Católica enseñó que las mujeres no tenían alma, manifestando así una increíble ignorancia en teología e historia de la Iglesia. Uno se pregunta por qué entonces las mujeres católicas se esforzaban por ir al cielo y por qué tantas mujeres eran canonizadas por la Iglesia. ¿Cómo es posible afirmar seriamente que la Iglesia antigua y medieval consideraba a la Virgen María, por ejemplo, como un ser irracional?

Los panelistas favorables al proyecto dejaron sin respuesta muchas de las preguntas y objeciones más difíciles del público presente: ¿Cuándo comienza la vida humana? ¿Cómo un derecho se puede transformar en crimen punible de la noche a la mañana (a los 85 días de embarazo)? ¿Cómo se van a medir las doce semanas? ¿En qué quedan los derechos y responsabilidades de los padres (varones)? ¿Cómo se justifica el desconocimiento de la patria potestad y del derecho a la objeción de conciencia personal e institucional? ¿No es cierto que los “principios” del proyecto, desarrollados con coherencia, conducen a considerar al sadomasoquismo, la zoofilia, la necrofilia, la poligamia, la poliandria y un largo etcétera como orientaciones sexuales moralmente legítimas, que el Estado debe tutelar en pie de igualdad con el ejercicio natural de la sexualidad humana?

Como pueblo nos encontramos ante una encrucijada decisiva. Se nos propone caminar hacia una legislación libre de toda referencia a un orden moral objetivo. Manifestamos nuestra protesta y nuestro desacuerdo. Y alzamos una voz de alerta: por esta vía nos encaminaríamos hacia una disolución de la sociedad basada en la verdad del hombre. Las consecuencias nefastas de esta opción, ya presentes en germen, no tardarían en desarrollarse.

Montevideo, 4 de julio de 2006.


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